Si tienes dolor de cabeza y de cuello constante o dolor de oídos sin tener infección, podrías tener bruxismo. Todos estos síntomas pueden ser consecuencia del hábito inconsciente de apretar o rechinar los dientes.
Se trata de uno de los problemas bucodentales más comunes en la actualidad. De hecho, tres de cada diez adultos en España es consciente de que rechina o aprieta los dientes, según la encuesta de Salud Oral en España. La mayor parte lo hace por la noche.
Otro 40% no sabe ni si quiera que lo padece o lo ha padecido alguna vez en su vida al no identificar los síntomas. Los estudios señalan entre los 35 y los 40 años el bruxismo se da con mayor intensidad.
Este trastorno puede presentarse a cualquier edad, tanto en adultos como en niños, en hombres y en mujeres.
El bruxismo es el hábito inconsciente de apretar, golpear o rechinar los dientes. Se lo considera como un movimiento parafuncional, es decir, que no tiene una función como la de masticar.
En esos momentos nuestros músculos de la mandíbula están hiperactivados. La fuerza que se emplea durante el bruxismo es entre un 30 y un 60% mayor que las que utilizamos al morder.
Además de la intensidad, en casos graves los episodios pueden llegar a durar hasta 45 minutos, por lo que el efecto sobre los dientes, la musculatura y los nervios de la zona es mucho mayor.
Muchos de nosotros lo hacemos sin darnos cuenta. Y es el dentista quien lo detecta habitualmente durante una revisión. Bien a raíz del desgaste dentario o porque el paciente llega quejándose de sensiblidad dental, entre otros síntomas.
Para diagnosticarlo nuestros dentistas realizan una exploración clínica del paciente y un estudio radiológico.
El bruxismo no se produce cuando apretamos los dientes para hacer un esfuerzo, en una situación puntual de enfado o para contener el llanto. Es ante todo, un hábito continuado. Existen diversas formas de clasificar esta dolencia. En función de cuándo se produce el bruxismo puede ser:
Por otra parte, según sea el movimiento que producimos con las mandíbulas puede ser:
En función de su gravedad puede ser leve, moderado -cuando el hábito se ha establecido y aparece el dolor– o grave, cuando se producen trastornos en las articulaciones temporomandibulares.
El bruxismo se debe a una hiperestimulación de los músculos de la mandíbula y de la articulación tempo mandibular (ATM). Las causas que lo provocan no se conocen en profundidad, pueden ser funcionales o generadas por factores externos como el estrés.
+ Mala oclusión. Cuando existe un mal contacto entre los dientes superiores e inferiores debido a su distribución en la boca (apiñamientos, movimiento de los dientes tras la pérdida de piezas dentales, etc.). Esta puede dar lugar al bruxismo.
+ Estrés y ansiedad. Todos los estudios coinciden en que uno de sus desencadenantes de los episodios de bruxismo son el estrés y la ansiedad. Precisamente en Dental Project hemos detectado un aumento de casos a raíz de la pandemia. Una situación excepcionalmente estresante que se ha sumado al ajetreado ritmo de vida que ya llevamos.
+ Otras enfermedades. El bruxismo puede aparecer a raíz de alguna enfermedad neurológica como el Parkinsong o el Huntington. Y en algunas ocasiones a consecuencia del uso de algunos fármacos.
Los dientes tienen una gran dureza. Sin embargo, el continuo rechinar de los dientes va desgastándolos y produciendo daños en el conjunto de la boca, músculos y articulaciones. Incluso reflejándose en otras partes d el cuerpo como la espalda.
Los efectos del bruxismo pueden ser muy diversos en función de su intensidad y de si se trata de un hecho puntual o de un comportamiento persistente.
+ Desgaste dental. El desgaste progresivo provocado por el bruxismo va limando el diente. Así, se deteriora el esmalte, que se va volviendo más amarillento. Otra consecuencia es que se favorecen las caries y las enfermedades periodontales. Incluso se puede llegar a exponer el nervio, obligando a realizar una endodoncia.
+ Retracción de encías. Otra de las consecuencias del bruxismo es el retraimiento de las encías.
+ Fracturas dentales. Aunque no se producen con frecuencia, pueden darse. La mayor parte de las fracturas verticales tienen como causa la intensa fuerza ejercida al apretar. También pueden romperse parte de las coronas.
+ Lesiones en el cuello de los dientes con forma de cuña
+ Afección de la musculatura y la articulación. Los episodios frecuentes de bruxismo van afectando a la musculatura y a las articulaciones, generando cuadros de dolor allí donde se unen mandíbula y cráneo.
Con el tiempo, el mal funcionamiento de la articulación temporomandibular (abreviada como ATM) puede dar lugar a que el paciente sienta un chasquido al abrir y cerrar la mandíbula. Se pueden llegar a tener problemas para abrir o cerrar la boca.
+ Reflejo en otras partes del cuerpo. El bruxismo, al alterar la ATM y la musculatura, genera tensiones y el dolor se irradia a otras partes del cuerpo.
Así, puede provocar dolor de oído sin que exista infección. Los dolores de cabeza y cervicales son también muy frecuentes debido a la interrelación estrecha entre los músculos y nervios de cabeza y cuello.
+ Insomnio, cansancio o somnolencia. El bruxismo está íntimamente ligado al sueño. Quien lo padece se despierta inconscientemente varias veces a lo largo de la noche en cada episodio.
Estos microdespertares de unos 10 segundos no se recuerdan al día siguiente. Pero sí afectan a la fase del sueño profundo, con lo que nos despertamos cansados. Otra consecuencia de esta falta de descanso nocturno es la somnolencia.
+ Férula de descarga. También llamada placa de descarga. Es el tratamiento más habitual, y aunque no elimina la causa del bruxismo, sí es muy efectiva para controlar sus síntomas. Son fundas completamente personalizadas realizadas en resina biocompatible. Habitualmente se colocan en el maxilar superior.
Su función proteger las piezas dentales y llevar la mandíbula a una posición donde los músculos estén más relajados. Con ello se disminuye el movimiento y la fuerza realizada, aliviando el dolor tanto en la cara como en el cuello y reduciendo las jaquecas.
Habitualmente se usan por la noche –dado que el bruxismo suele ser nocturno– y nos acostumbramos a dormir con ella puesta. Aunque también puede usarse durante el día.
+ Rehabilitación protésica. Los dientes afectados por el bruxismo pueden ser reparados mediante la creación de fundas dentales.
+ Tratamientos de ortodoncia y medicación. Ya hemos visto que una mala oclusión puede provocar la aparición de bruxismo. tratamiento de ortodoncia puede corregir la mordida o lograr un avance mandibular. Asimismo, se utilizan antiinflamatorios para controlar el dolor.
+ Mejora en los hábitos de vida. Controlar el estrés es la vía para atajar el bruxismo. Incorporar el ejercicio a nuestra vida diaria es fundamental para liberar el estrés. Las técnicas de relajación como el yoga son también recomendables para relajar tensiones.
Es necesario además que nos fijemos una rutina de sueño, acostándonos siempre a la misma hora.
El bruxismo es un trastorno que puede llegar a afectar a nuestra calidad de vida. Detectar los síntomas y acudir al dentista va a ayudarte a mejorar.